Exactamente cuando cumplen un año los bebés, cambia su manera de ver la vida, sus sentidos se alertan al 200% y se convierten en unos exploradores. Aunque aún no saben caminar, todo para ellos es nuevo y no quieren perder la oportunidad de tocarlo, olerlo, saborearlo, golpearlo, etc.
Para celebrar su primer año les hice un pastel para cada uno! Era un pastel "baby friendly": sin tanta azúcar ni mantequilla, de limón con relleno de crema de limón y cubierta de merengue sin mantequilla.
Los subí a la mesa, coloqué el set. Les puse los pasteles y dejé que hicieran la magia ellos solos. Fue algo muy divertido para ellos y para mi.